Medidas antiguas


La asociación cultural «Raíces de Peralêda» me pide que colabore escribiendo algo sobre las medidas antiguas usadas en Peraleda. Para ellos va este pequeño trabajo.

Alguna vez el hombre se vio obligado a relacionarse con los que viven en su entorno y esto dio lugar a intercambiar entre ellos todo aquello que necesitaban para vivir y así nació lo que siglos después llamaríamos comercio y con él apareció la necesidad de pesar o medir las cosas. Más tarde cuando aparece la moneda las dificultades siguieron existiendo.

Cuando aparece la propiedad ¿cómo se valoraba un terreno? Si se trataba de una soga, ¿cómo hallar su longitud? Preguntas como éstas al parecer se las hicieron los egipcios hace unos 5000 A.C. y lo resolvieron tomando como referencia el cuerpo humano. Y así nace el palmo, el codo y el pie como unidades de medidas. De estas medidas la que más se generalizó fue el codo, pues fue adoptada primero por los griegos y después por los romanos.

Las medidas referentes al cuerpo humano no eran exactas pues de todos es sabido que no en todos los hombres sus pies, o su palmo, o su codo mide lo mismo. A más de no ser exactas, eran muy particulares, pues cada pueblo o región usaba medidas distintas. Este mare magnum de medidas, ya de capacidad, ya de superficie, o ya de peso en España eran un hándicap para las transacciones comerciales.

Hubo intentos de unificarlos (varios reyes lo intentaron) pero no se consiguió. Fue Francia; durante la Revolución francesa su Asamblea Nacional Constituyente en 1790 acuerda se fije un patrón de medida que sea exacto y fácil de reproducir. Para ello encarga a unos científicos que midan el arco del meridiano terrestre que va de Dunquerque a Barcelona y éstos acuerdan que se tome como medida patrón la longitud igual a la diez millonésima parte de la medida resultante. Esa distancia se señaló en una barra hecha con una aleación de platino e iridio (para evitar los cambios de tamaño por dilatación) y a esa distancia se la llamó METRO. Posteriormente ante lo práctico y útil que resultaba esta medida la Conferencia General de Pesas y Medidas acuerda toma el metro como unidad de medida Universal. Esto ocurre en 1889.

Todas las medidas se relacionan con el metro por lo que se le conocerá como Sistema Métrico Decimal ya que todos sus múltiplos y submúltiplos aumentan o disminuyen de diez en diez. Así el litro será definido como la capacidad de un decímetro cúbico, el kilo como el peso de un litro de agua y el área como un cuadrado de 10 metros de largo por 10 metros de ancho.

A partir de esa fecha en las escuelas empezó a enseñarse las nuevas medidas. Tengo en mi poder la Enciclopedia de Grado Elemental de Salvador Artiga editada en 1922 y recuerdo las Enciclopedia de Grado Elemental (no se dividía en cursos la Enseñanza Primaria) de Damaul Carles Pla que es la que usé en mis años de escolar y ya en ellas solo aparecían las medidas del Sistema Métrico Decimal.

Pero no nos engañemos, las personas mayores seguían con sus medidas antiguas, especialmente las referidas a medidas de superficie y agrarias. En Peraleda seguían midiendo la superficies de sus «Hazas» en fanegas o en huebras, ambas totalmente arbitrarias. Llamaban huebra a la superficie que era capaz una yunta de labrar en una jornada. ¿Acaso todas las yuntas serían capaces de labrar igual superficie? ¿Araría una yunta de asnos lo mismo que una yunta de mulas? o ¿una yunta de bueyes (que sí las había)? Lo mismo para la fanega, también muy usada en mis tiempos de escolar y hasta de estudiante de bachillerato. Llamaban fanega, que era una medida de capacidad, a la superficie que al sembrar se tiraba en ella el trigo de una fanega (una caja de madera de ciertas dimensiones). ¿Todos los agricultores sembraban igual de espeso? ¿Todos los puñados de grano que iban tirando a la vez que andaban llevaban el mismo número de granos?

 A pesar de eso en nuestro pueblo no dejó de usarse estas medidas hasta que el Servicio de Concentración Parcelaria en el año 1965 estructuró parte de nuestro término municipal y al entregar las nuevas parcelas cuya superficie, como es lógico, venía dada en Áreas y su múltiplo la Hectárea. Al igual que deja de usarse la palabra haza (o “jaza”, como aquí se decía) que es sustituida por la de parcela.

Otras medidas que siguieron usando los peraleos: fueron la cuartilla, el celemín y la fanega; todas medidas de capacidad empleadas para áridos (llamaban áridos a los cereales).

MEDIDAS DE LONGITUD- Empleaban los peraleos hasta finales del siglo pasado la legua, y la vara.

MEDIDAS DE CAPACIDAD- La cántara, la azumbre y el cuartillo.

MEDIDAS DE PESO- Este tipo de medida fue muy usada entre los peraleos, que se resistieron hasta finales del siglo XX en que por fin las abandonaron y empezaron a emplear el kilo con sus múltiplos y submúltiplos. Eran las siguientes:

La arroba: su abreviatura se representada con este símbolo @ ¿Quien nos iba a decir que con el tiempo este símbolo se iba a emplear para los correos de Internet?

La libra, el cuarterón, la onza,el adarme y el tomín, fueron otras de las medidas de peso.

Ni que decir tiene que la arroba fue la más usada pues todos los cerdos se pesaban en arrobas y como estos eran muy abundantes en las dehesas que rodeaban nuestro término municipal se hacía necesario conocerla, así como la libra.

En mis años de estudiante de magisterio me ganaba algunas pesetillas dando clases por las largas noches del invierno a jóvenes, y los padres me pedían les enseñara estas medidas que no les enseñaban en las escuelas y que para ellos les era necesaria. Menos mal que conservaba una relación escrita de medidas antiguas y su equivalencia con las medidas del Sistema Métrico Decimal, que en el ya lejano 1947 me hiciera el Sr. Lorenzo, marido de una maestra, Dª Petra Chaparro, que por haber estado en mi pueblo natal de Viandar de maestra, mantenía una buena relación con mis padres. En el apéndice final les dejo esas fichas para quien quiera consultarlas.

Recuerdo a un señor que se dedicaba a comprar cerdos para un matadero de Ledrada. Gozaba poniendo a los jóvenes en evidencia al no ser capaces de hallar el importe de la venta de un cerdo dándole el peso en arrobas y libras.

Mi padre trabajaba en una compañía Hidroeléctrica de la Vera como electricista y completaba los ingresos de su escaso sueldo con un bar que le habían traspasado. Cierto día este Señor estando en el bar al bajar yo al mostrador (a veces ayudaba a mis padres) quiso hacer conmigo lo que acostumbraba. Le salió el tiro por la culata. Fui yo quién le dejé a él en ridículo al ponerle un ejemplo de un peso dado en arrobas y 2 libras. Como él aseguraba que había que multiplicar por cuatro las libras y ponía como resultado 08 para ponerlo como decimales de arroba, yo le pregunté que de dónde sacaba ese 08 puesto que 2×4 era igual a 8 y no a 08. El argüía que si eran dos libras había que poner un cero, si eran tres libras no era necesario. Le respondí: Sabe vd. hacerlo, pero de rutina. No sabe por qué lo hace. Cuando multiplica por 4 las libras, no las está vd. haciendo decimales de arroba, sino haciéndolas cuarterones; cuando aparta dos decimales está vd. haciendo los cuarterones arrobas. Como hay que dividir por cien los cuarterones para su conversión en arrobas basta con apartar dos decimales. Claro que al pasar las libras a cuarterones, si son más de dos libras, al dividir por cien basta con apartar dos decimales, pero si son 2 libras los 8 cuarterones deben dividirse por cien y es cuando aparece ese 08 que vd, no sabe explicar. Los que estaban presente le dijeron, “vaya agua que te ha dado el estudiante” A partir de entonces los asistentes a mis clases nocturnas aumentaron. Después de todo, el enrevesado sistema sí resultó ser bastante útil.

Peraleda de la Mata a 24 de junio de 2020

Eusebio Castaño

APÉNDICE

Fichas de conversión de medidas del Sr. Lorenzo (haga clic para ampliar)

5 comentarios en “Medidas antiguas

  1. Pingback: El arte de la medida | qdrelatos

  2. Desde sus inicios el Hombre sintió la necesidad de traducir la inmensidad del Universo a la “reducida” medida de su escala. Para tal propósito comenzó a contar, pesar y medir todo aquello que le rodeaba. La metrología se convierte así en una poderosa herramienta de conocimiento que se reveló además como un factor decisivo en la percepción de conceptos abstractos y en la conformación de estructuras socioeconómicas. Un ejemplo:
    En el siglo VI los monjes benedictinos dividieron el día en 8 horas canónicas para concretar los períodos de rezos. Pronto esta división del tiempo comenzó a regir las restantes actividades monásticas y no mucho después, las del resto de la sociedad.
    La progresiva complejidad de las relaciones sociales y del conocimiento en general, requiere incrementar la precisión de las medidas hasta la comprensión infinitesimal de las cosas. Esto, que nos llena de orgullo, no debe hacernos olvidar que en realidad nuestras unidades de medida son convencionales, simples aproximaciones a la realidad de las cosas y de los conceptos y por tanto su pretendida universalidad y objetividad sólo es un espejismo colectivo, eso sí, difícil de contradecir.
    Aumentar más la sofisticación de nuestras medidas puede terminar en distopía como predijo J.L. Borges en su relato «Del rigor en la ciencia» cuya lectura os recomiendo…

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  3. Como siempre, interesante y ameno artículo, don Eusebio. Curiosas, aunque enrevesadas, todas esas medidas antiguas que, como tantas otras cosas, debemos conservar para que no se pierdan.
    En el caso de los pesos, recuerdo haber visto no hace muchos años en Peraleda una romana que tenía en el brazo por donde corre la pesa las marcas en arrobas y sus submúltiplos en lugar de en kilos.

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  4. Buenos días Eusebio, como en otras ocasiones vaya por delante mi felicitación por la publicación de tu nuevo artículo sobre: Medidas Antiguas, que, aparte de ameno y curioso, resulta de indudable valor para poder interpretar referencias antiguas de medidas.
    Como complemento, a lo ya dicho por ti, me gustaría mencionar un aspecto que a menudo pasa desapercibido sobre las unidades legales de medida, esto es las “Reglas de escritura de los símbolos y nombres de las unidades y los valores de las magnitudes”, y que en muchos casos da lugar a confusiones, incluso entre técnicos y especialistas.
    Por si alguien está interesado, este asunto está Publicado en: «BOE» núm. 18, de 21 de enero de 2010, páginas 5607 a 5619 (13 págs.).
    A modo de ejemplo:
    – Los símbolos de las unidades se imprimen en caracteres romanos (rectos), independientemente del tipo de letra empleada en el texto adyacente. Se escriben en minúsculas excepto si derivan de un nombre propio, en cuyo caso la primera letra es mayúscula. Como excepción se permite el uso de la letra L en mayúscula o l en minúscula como símbolos del litro, a fin de evitar la confusión entre la cifra 1 (uno) y la letra l (ele).
    – No se permite emplear abreviaturas para los símbolos y nombres de las unidades, como seg (por s o segundo), mm cuad. (por mm2 o milímetro cuadrado), cc (por cm3 o centímetro cúbico) o mps (por m/s o metro por segundo). De esta forma se evitan ambigüedades y malentendidos respecto a los valores de las magnitudes.
    – Cuando el nombre de la unidad está combinado con el prefijo de un múltiplo o submúltiplo, no se deja espacio ni se coloca guión entre el nombre del prefijo y el de la unidad. El conjunto formado por el nombre del prefijo y el de la unidad constituye una sola palabra.
    – Los símbolos de las magnitudes están formados generalmente por una sola letra en cursiva, pero puede especificarse información adicional mediante subíndices, superíndices o entre paréntesis. Así C es el símbolo recomendado para la capacidad calorífica, Cm para la capacidad calorífica molar, Cm,p para la capacidad calorífica molar a presión constante y Cm,V para la capacidad calorífica molar a volumen constante.

    Un saludo, y de nuevo muchas gracias por compartir tus inquietudes.

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