Iconografía 5: de las Ermitas y Semana Santa


Las imágenes más bellas y veneradas del pueblo se encuentran en la ermita del Cristo, que son las que procesionan en nuestra Semana Santa. Contaremos aquí lo que sabemos de ellas, incluidas las otras dos ermitas de Peraleda.

(la foto central de esta portada es cortesía de Alejandro Rufo)

Imágenes de las ermitas de Peraleda de la Mata

ERMITA DEL CRISTO

La ermita del Cristo de la Humildad, Patrón del pueblo, albergaba cuatro imágenes en 1936: la del Santísimo Cristo, que le da nombre, la Dolorosa, el Resucitado y el Cristo del Sepulcro. Ninguna de ellas fue destruida durante la Guerra, aunque sí dañadas.

EL SANTÍSIMO CRISTO DE LA HUMILDAD

Santísimo Cristo de la Humildad, patrón de Peraleda de la Mata.A la imagen del Cristo de la Humildad, quizá por ser el patrón, la rompieron en la Guerra y tiraron los trozos al olivar colindante donde pudieron ser recogidos y recompuestos. Como era imagen vestida, se remendó con tablas y cuerdas y siguió siendo objeto de culto a pesar del deterioro que en buena parte quedaba camuflado bajo el manto, incluso continuó procesionando. Pero su estado era tal que la Cofradía, en sesión del 20 de enero de 1967, siendo mayordomo D. Francisco Juárez, acordó comprar una nueva imagen. Esta nueva imagen es también talla de madera y ha sido últimamente restaurada en noviembre de 2001 en los talleres del artesano José Antonio Martínez de Horche (Guadalajara)  y repues algún cofrade de buena fe le había pintado las manos con barniz sintético color carne oscuro (para su gusto debían estar algo decoloradas). Al igual que con el Cristo anterior, las madres solían prender con alfileres bajo la túnica del Cristo una fotografía de su hijo cuando se marchaba al servicio militar para que el santo patrón le protegiera. El cambio de imagen no afectó a la gran devoción que este Cristo goza entre muchos peraleos e incluso gente de otros pueblos de la zona. Esta imagen sale en procesión el día del Cristo, el Domingo de Ramos, el Jueves Santo y es devuelta a la ermita el Domingo de Resurrección.

Estampa del Cristo Antiguo emitida como boleto para una rifa destinada a...?

Estampa del Cristo Antiguo emitida como boleto para una rifa destinada a…?

La imagen del Cristo antiguo era también una talla de madera de tamaño natural, de gran valor y belleza, sin duda obra de un imaginero de primera fila a juzgar por el resultado. De la imagen antigua quedan aún los restos, la cabeza, las dos manos y los dos brazos, guardados bajo llave, esperemos, en un arcón en la sacrista de la ermita. Aunque bastante dañada, la cabeza está casi intacta (solo con algunos raspones), las manos también, los pies están como chamuscados y sin pintura pero se conservan igualmente íntegros y el cuerpo de madera, aunque parcheado, tiene la estructura entera y está aún recubierto de una túnica de tela enyesada, aunque muy deteriorada, sobre la cual se colocaba la túnica de terciopelo con que se le vestía.

En realidad una restauración no muy costosa podría dejarlo en perfectas condiciones a pesar de que en su momento se prefirió gastar el dinero en una nueva imagen. De la imagen antigua destacan, en su rostro de fina talla, los ojos de vidrio soplado que parecen estar vivos, detalle que según algunos entendidos permite afirmar que fue tallado a principios del siglo XVII o finales del XVI, lo que lo convertiría probablemente en la talla más antigua de las conservadas en Peraleda y tal vez la de mayor belleza y calidad. Triste e injusto destino el acabar olvidada en un arcón, máxime después de haber inspirado la devoción de tantas generaciones de peraleos que durante unos cuatro siglos le tuvieron por patrón.

Restos del antiguo Cristo

Esto es lo que queda del antiguo Cristo de la Humildad. Como se puede ver, las partes vistas (cabeza, manos y pies) están enteras. La base, con los pies, parece chamuscada por el fuego pero sin destruir. Lo que está en peor estado es el cuerpo, muy parcheado tras el destrozo, pero por ser esa la parte tapada por la túnica podría ser muy fácil de reconstruir. Incluso la túnica enyesada, cuya única finalidad era evitar la desnudez del Cristo cuando se le cambiaba de túnica, se mantiene aún entera, aunque muy deteriorada. Todo esto se conserva en la ermita, o al menos se conservaba cuando hicimos el primer inventario fotográfico de la parroquia a finales de los 90. Viendo esto no resulta fácil comprender el por qué se decidió comprar una imagen nueva en lugar de restaurar la antigua. Tampoco es fácil entender por qué teniendo al Cristo casi íntegro está nuestra talla más valiosa olvidada en un cajón en lugar de ser restaurada como se merece, tanto por su valor religioso como histórico y de patrimonio. El lugar vacío que antes ocupaba el retablo del Perpetuo Socorro en la capilla de la iglesia podría ser un buen lugar para ponerlo, por ejemplo, frente a la Dolorosa. Una colecta popular podría salvar a la imagen que durante siglos representó a nuestro patrón, basta con que la Cofradía o la parroquia tomen la iniciativa.

EL RESUCITADO

El Resucitado de Peraleda de la Mata.La imagen del Resucitado, también tallada en madera, es de pequeña dimensión, habida cuenta que está diseñada para que el Domingo de Resurrección se pueda correr con ella. Mide sólo un metro aproximadamente, rostro algo pequeño en relación con la altura. Aparece cubierta con una túnica, también tallada, cuya orla está decorada con pan de oro. Esta imagen fue encontrada con un hachazo en la pierna izquierda, siendo imposible encontrar el pié, por lo que procesionó durante varios años con la pierna cortada, que la Hermandad disimulaba con ramos de flores, con gasas o como su imaginación les daba a entender, hasta que un hermano, Juan de Dios Fraile Pedraza, carpintero de profesión, uno de los años en que fue diputado de la Hermandad se atrevió a hacer parte de la pierna y el pié que le faltaban.

La imagen del Resucitado se había comprado en 1917 con el dinero obtenido con la rifa de unas alhajas de oro que regaló para tal fin Hipólito Chanquet Soria el año en que fuera Hermano Mayor de la Hermandad. Este Hipólito era orive de profesión (que trabajaba el oro) además de un artesano notable, algunos de cuyos descendientes hasta el día de hoy siguen la tradición familiar gozando de fama en el oficio.

Fue restaurada en 1983 esta imagen siendo Hermano Mayor Jacinto Rubio Valverde en los talleres Nazaret de Madrid. La restauración, sin embargo, estropeó la policromía original cubriéndola con vivos colores planos que le dan un aspecto de imagen barata hecha con molde.

El Resucitado después y antes de la restauración

El Resucitado después y antes de la restauración

Aquí puede comparar el rostro del Resucitado de antes y después de la restauración. Observa la fuerza del rostro antiguo, la mirada penetrante y poderosa, y compárala con la expresión actual del Cristo, con ojos inexpresivos y rostro ausente. Los colores planos y artificiales que muestran la piel y el pelo le dan un aspecto de muñeco de escayola o plástico decorado en una clase de manualidades y la línea de división entre el pelo y la piel, en lugar de tener transición es ahora un borde cortante que le da un aspecto como de llevar barba postiza, al contrario de lo que observamos en la foto a blanco y negro. Una lástima estropear así una obra de arte.

(vídeo de Pablo León, 2013, en el que vemos la procesión del Encuentro, con la imagen del Resucitado y la de la Virgen del Rosario)

LA DOLOROSA

Dolorosa de Peraleda de la Mata antes de la restauración.

La Dolorosa, imagen de vestir, al igual que la del Cristo de la Humildad, de tamaño natural, presenta un rostro y unas manos modeladas en fina escayola. Pudo muy bien ser hecha allá por el siglo XVIII, según Alonso Corrales. Al parecer (siempre según el citado Corrales), este tipo de imágenes fueron muy frecuentes en los palacios y conventos durante los siglos XVIII y principios del XIX.

Es de notar que en España hay básicamente dos formas diferentes de entender la Semana Santa, lo que afecta también al tipo de imágenes que procesiona: la andaluza (bulliciosa y barroca) y la castellana (silenciosa y austera). Nuestra Semana Santa pertenece claramente al tipo castellano, y esta Dolorosa era tan sencilla y austera como su condición de castellana y su dolor exigían. Iba cubierta con un manto de terciopelo negro que cubría su pelo y el cuerpo, dejando a la vista solo la cara y las manos, las cuales iban unidas en oración y enmarcadas por un círculo blanco en el cual iban bordados los símbolos de la pasión de su hijo, al que seguía con lágrimas en los ojos. Dicho círculo tenía también la misión de sostener los brazos de la Virgen (que son articulados) para que no quedaran colgando. Una pequeña y discreta diadema de plata con rayos sobre su cabeza, un rosario colgando de sus manos y un corazón de plata traspasado por siete espadas (símbolo de los 7 dolores de la Virgen) que lucía encima del pecho, eran sus únicos adornos.

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Sin embargo en el año 2003 la imagen fue enviada a restaurar a un taller de Madrid, el de Doña Marta Quirós (la misma que restauró el cuadro de Nª Sª de los Quintanares). La restauradora, probablemente andaluza ella, no es de extrañar que encontrara a nuestra castellana Virgen algo sosa y decidieran darle más vistosidad, para lo cual decidieron que la imagen luciera sus encantos femeninos abriendo el manto por la parte frontal (aunque luego la cubrieron con puntillas blancas). Quitaron el círculo de la pasión y sus brazos, unidos antes en oración, ahora se abrieron en un gesto teatral típico de las vírgenes andaluzas, con un pañuelo con puntilla en una de las manos con el que secar unas lágrimas que, afortunadamente, dejaron sin tocar. El austero manto de terciopelo negro decorado con estrellas en oro y orla dorada se sustituyó por un manto mucho más grande y rico en decoración. Y para rematar la transformación, su rostro limpio y doliente, el que corresponde a una madre que llena de dolor sigue a su hijo hacia el sepulcro, fue alegrado y embellecido con coloretes y sombra azul de ojos, y así maquillada y engalanada regresó nuestra Dolorosa al pueblo. Les entregamos una austera y doliente Virgen castellana y nos devolvieron una esplendorosa y aparatosa Virgen andaluza que, de no ser porque aún conserva las lágrimas cayendo de sus ojos, difícil sería adivinar que rota de dolor va siguiendo a su hijo muerto. La transformación se consumó posteriormente cuando una devota (cuyo nombre ignoro), regaló a la imagen una enorme corona de plata, sustituyendo a su discreta diadema, que casi hace empequeñecer la imagen entera con su aparatosidad.

Sin duda habrá gente que, influenciada por la imaginería andaluza que tanto vemos en la tele, considere que el cambio ha sido una gran mejoría, otros pensarán que la Dolorosa ahora parece dolerse mucho menos que antes; va en gustos, pero lo que es indiscutible es que el concepto de la imagen ha sido totalmente transformado. Para los jóvenes que no conocieron o no recuerdan el aspecto anterior de la Dolorosa digamos que se asemejaba bastante a la Dolorosa que hoy se encuentra en la capilla de la iglesia parroquial.

EL CRISTO YACENTE

DescendimientoLa imagen del Cristo Yacente (o del Santo Sepulcro como es conocida entre nosotros), es articulada para poder ser utilizada en la ceremonia del Descendimiento el Viernes Santo, sin duda el acto más llamativo y emotivo de nuestra Semana Santa. Antonio Corrales la data a finales del XVIII y según él se debe a Tomás de la Huerta, pero ahí debió caer en un error o lapsus pues este imaginero realizó su trabajo durante el primer cuarto del siglo XVII, así que nuestra imagen será de esa época, en torno a 1610, siendo así más o menos contemporánea al antiguo Cristo de la Humildad. Este imaginero realizó varias tallas, hoy dispersas por la provincia. Entre ellas está el famoso Nazareno venerado en la iglesia de Santiago en Cáceres. Sus tallas eran de estilo romanista (previo al barroco) y por tanto sobrias y de rasgos simples pero armoniosos, más serenos que trágicos, por lo que nuestro Cristo parece más dormido que torturado, más divino que destrozado. El rostro alargado y la fina nariz son rasgos típicos de este imaginero.

Nazareno de Cáceres

Nazareno de Cáceres

Tomás de la Huerta era un escultor nacido en Ciudad Rodrigo y residente en Salamanca que finalmente se asentó en Cáceres. Es considerado un escultor de mediana categoría, no uno de los grandes, como Berruguete, pero tampoco del montón. Su obra más famosa es el Jesús Nazareno de Cáceres que ya hemos mencionado, realizada en 1609. En ese mismo año realizó una talla de un Cristo yacente articulado como el de Peraleda para Torremocha, uno de sus mejores trabajos dicen, y nuestra imagen no parece ser inferior. Su estado de conservación es muy bueno pero las articulaciones de los hombros se estropearon hasta el punto de que tuvo que dejar de ser usado para el Descendimiento y se convirtió en Cristo yacente, al contrario que el de Peraleda que nunca ha dejado de ser usado para la finalidad original de ser clavado y desclavado de la cruz hasta el día de hoy. Su precio fue de 200 reales así que podemos suponer que el de Peraleda debió costar parecido.

Cristo yacente de Torremocha

Cristo yacente de Torremocha

El formato de Cristo articulado del Descendimiento, aunque hoy se conserva activo en muy pocas localidades, entre ellas Peraleda, alcanzó cierta difusión a raíz del Concilio de Trento, tras el año 1563, y aparece por primera vez en el Sacro Imperio Germánico, en tierras que son ahora Alemania, y en Inglaterra. Habitualmente el Cristo permanece todo el año crucificado y el Viernes Santo es desclavado de la cruz y enterrado en una urna. En algunos sitios, como Peraleda, ocurre lo contrario, permanece todo el año en la urna como Cristo yacente y solo el Viernes Santo es clavado en la cruz para a continuación ser de nuevo desclavado y vuelto a su urna.

La ceremonia del Descendimiento entronca con los anteriores dramas medievales de la Pasión representados en las iglesias para escenificar los dramáticos sucesos de la tortura y muerte de Jesús antes de su Resurrección, lo que se llamaban “autos sacramentales”, una especie de teatro sacro representado dentro del templo o en su exterior, de lo cual nuestros Santos Oficios, el Descendimiento y el Encuentro de Peraleda (junto a la hoy desaparecida ceremonia de la misa del Sábado de Gloria) es fiel continuador y de los pocos testimonios que han resistido el paso de los siglos. Estos autos sacramentales a su vez tienen su origen en las representaciones de la Pasión que se realizaban en Jerusalén ya desde el siglo III o IV y que en principio eran representados por actores reales, para con el tiempo ir siendo sustituidos en parte por imágenes, tal como ocurre aún en Peraleda, donde las tallas del Cristo y la Virgen (en sus versiones del Viernes Santo y del Domingo de Resurrección), conviven con actores vivos como las madalenas, los angelitos, etc.

En este vídeo podemos ver, muy resumida, la escena del Descendimiento que se realiza en la basílica del Santo Sepulcro, en Jerusalén, la cual es la inspiradora de todos los Descendimientos que desde entonces ha habido:

La historiadora y restauradora Ruth Fernández González nos describe cuál era la estructura típica de estas ceremonias antiguas (compara con la nuestra y verás que son muy parecidas):

El Auto Sacramental se presenta estructurado en varias escenas. La primera de ellas, la Adoratio Crucis, la adoración de la cruz, se representaba después de las tres de la tarde, hora de la muerte de Cristo, en el interior de la iglesia [corresponde a nuestros Santos Oficios de por la mañana]. Dos diáconos sacaban el crucifijo en procesión cubierta con una  tela  que  se  retiraba  una  vez  acabados  los  cánticos  de  arrepentimiento. Adoraban  la  cruz  y besaban  los  pies  de  la  imagen.  La Depositio crucis era  la  escena  del  descendimiento,  la escenificación  de  bajar  a  Cristo  Muerto  de  la  Cruz  y  el  Santo  Entierro  de  la  imagen.   La  última escenificación del Viernes Santo era la Visitatio Sepulcri. En ella las tres marías [representadas en Peraleda por las dos “madalenas”] acuden a visitar la tumba de Jesús [lo que ocurría hasta hace unas pocas décadas durante la misa del Sábado de Gloria]. Finalmente en la Elevatio, el Domingo de Resurrección, Cristo volvía  de nuevo al altar Mayor.

Con el tiempo el Auto Sacramental de la Pasión fue desapareciendo, para dar lugar al nacimiento y proliferación de las imágenes procesionales en la segunda mitad del s. XVI, sustituyendo a los actores  reales  por  imágenes  estáticas. Esto ocurre a partir  de la promulgación del Concilio de Trento en 1563. La Contrarreforma católica promulgaba entre sus conveniencias la necesidad de catequizar a los fieles mediante imágenes, a lo que se habían opuesto los reformistas protestantes. La  utilización  de  imágenes  por parte  de las cofradías se multiplicó. Éstas  fueron introduciendo  en  sus procesiones imágenes nuevas como la del Nazareno, Ecce Homo o la Dolorosa. Posteriormente surgieron otros momentos de la Pasión, como las escenas del Prendimiento, Descendimiento o la Flagelación. Como consecuencia, la representación del descendimiento seguirá celebrándose con mayor intensidad.

El Descendimiento más antiguo documentado es el del desaparecido monasterio benedictino de Ordo, cerca de Londres. En España el más antiguo documentado es el de la catedral de Mallorca, que data de 1480, por lo que el nuestro dataría de poco más de un siglo después de su llegada a España, y es, como hemos dicho, de los pocos que se han seguido realizando ininterrumpidamente desde entonces. Al igual que el papel de las tres marías terminó concentrándose en las dos jóvenes dolientes que hoy llamamos “las madalenas” (basado en una de las tres, María Magdalena), el papel de Nicodemo y José de Arimatea, que eran los actores que realizaban el desclavamiento, terminaron siendo representados en Peraleda por el Hermano Mayor y los diputados de la diputación actuante. Los soldados romanos han sido reemplazados en nuestro pueblo por soldados españoles de la época de los tercios de Flandes (por el tipo de banderolas, lanzas y  alabardas que portan, como se ve en el cuadro de Las Lanzas, de Velázquez).

En un convento de Medina del Campo se realizaba un Descendimiento que fue representado en el cuadro adjunto por “el mudo Neira”, en 1722. He aquí la descripción que en aquella época se hizo de la ceremonia, observe las grandes similitudes que tiene con la nuestra y note también cómo la Dolorosa que se ve se parece muchísimo al aspecto que tenía nuestra Dolorosa antes de la restauración andaluza:

Cuadro del Descendimiento por …En el crucero de la iglesia conventual de los agustinos de Nuestra Sra. de Gracia se instalaban, no sabemos con qué ceremonial, un Cristo crucificado con los brazos articulados y dos escaleras tras la cruz; a su lado izquierdo una imagen vestidera de la Virgen de la Soledad sobre unas andas. Durante el sermón de este señalado día y llegado el pasaje del descendimiento del Señor, varios frailes, dos de ellos  encaramados en las escaleras, seguían los pasos marcados por el predicador quien, tradicionalmente por este orden, ordenaba retirar la corona de espinas de la cabeza del crucificado, los clavos de las manos derecha e izquierda y, por último, el de los pies (dos en nuestro caso); paso a paso, corona y clavos eran entregados al oficiante principal -el que aparece arrodillado y revestido con capa pluvial- y éste los presentaba a la Virgen mientras el orador hacía un comentario piadoso alusivo a cada elemento pasional.  La imagen de Cristo, una vez desenclavada y sostenida con una sábana por el torso, era descendida, presentada a la Dolorosa y por último depositada en una urna. Acabada la escenificación, ambas imágenes, el ahora Yacente y la Dolorosa de bastidor, saldrían en andas por las calles cercanas al convento en comitiva fúnebre rememorando el Entierro de Cristo. En la procesión de este nombre participarían, junto con los religiosos agustinos, los hermanos de la cofradía de la Virgen de la Misericordia y San Nicolás de Tolentino -hermandad establecida en dicho convento, así como los restantes personajes representados en  el cuadro: tres hombres tocados con amplios sombreros, velo negro sobre el rostro en señal de luto, banda roja sobre el pecho y varas floreadas en las manos, que pueden ser identificados con los «soldados», «romanos» o «judíos» de otros lares, aunque cabe la posibilidad de que se trate de los tres oficiales, vestidos para la ocasión, que tenía la citada cofradía de la Misericordia; por último, aparecen, al pie del púlpito, tres niños que portan en sus manos un paño y algunos de los instrumentos de la Pasión…

Se considera que los descendimientos más antiguos de España se originan casi todos en el siglo XVI y principios del XVII. Entre ellos algunos historiadores no olvidan citar al de Peraleda de la Mata, que por la fecha de nuestra imagen debió comenzar aproximadamente en 1610 (quizá para mejor representar una ceremonia ya existente), como uno de los pocos casos que sobreviven en el sur de España. Lo cierto es que tras su apogeo a principios del XVII, las ceremonias del Descendimiento empezaron a desaparecer, y de las que sobrevivieron casi todas terminaron sus días en la segunda mitad del XIX, lo que ha terminado por convertir al Descendimiento de Peraleda en una rareza original y de los pocos testimonios aún vivos de una tradición que hace siglos no era nada infrecuente. Hoy en día son muchas las localidades que, al igual que Torremocha, albergan cristos articulados que son mudos testigos de antiguas ceremonias de Descendimiento largo tiempo desaparecidas.

De las diferentes formas en que se resolvió el problema de la articulación, el Cristo de Peraleda presenta la llamada “articulación de galleta cubierta” que parte del tórax (ver imagen adjunta) y va luego tapada con una piel curtida y policromada, de modo que al contrario que otros cristos articulados el nuestro daba la sensación de no tener piezas separadas. El Cristo yacente de Torremocha, del mismo autor que el nuestro, tiene articulación de galleta sin cubrir, por lo que tal vez el nuestro fue una mejora posterior en su técnica o fue cubierto con piel posteriormente.

formas de articulación

Cristo del DescendimientoEsta imagen fue restaurada, al igual que la del resucitado, en 1983 y en el mismo taller. El Hermano Mayor Jacinto Rubio, preocupado por el deterioro que presentaba el fuelle que formaba las articulaciones de los hombros y que afeaban la ceremonia del Descendimiento, la llevó personalmente a Madrid donde fue reparada con mejor fortuna que la del Resucitado. La imagen se encontraba con la policromía deteriorada y muy oscurecida, siendo su aspecto de ocre oscuro. Ello se debía al oscurecimiento del barniz protector con el paso de los siglos y sobre todo al baño de perfume y aguardiente que cada año recibía la imagen por parte de las madalenas en la ceremonia del Descendimiento, cuando la imagen desclavada era presentada ante la Virgen (el aguardiente se sustituyó por agua en 1920 cuando el párroco D. Paulino prohíbe su uso alegando que el alcohol estropeaba la imagen). Por ello el taller restaurador, tras devolver (o eso creemos) el Cristo a su policromía original, aconsejó que no se volviera a untar la imagen con líquidos de ningún tipo para evitar su deterioro. Es por eso que desde ese año la ceremonia de ungir al Cristo con agua y perfume es fingida, sin que se moje o roce la imagen durante el proceso.

La verdad es que después de ver los desaciertos de otras restauraciones nos quedamos con la duda de si realmente el color original del Cristo era el blanco pálido actual o el ocre moreno anterior, pues si vemos otro Cristo yacente del mismo autor, el de Torremocha, cuya fotografía pusimos más arriba, veremos que presenta más o menos el mismo tono ocre oscuro que tenía antes nuestro Cristo, y el de Torremocha está también restaurado así que si fuera solo un oscurecimiento del barniz debería presentar un color similar al nuestro actual y no es así. Es posible que el color original fuera el anterior y el actual un repintado nuevo, pero como no disponemos del estudio del restaurador solo podemos hacer conjeturas.

Las madalenas ungiendo al Cristo antes de su restauración.

Las madalenas ungiendo al Cristo antes de su restauración.

Como curiosidad comentaremos algo que hace años nos llamó mucho la atención. Estando realizando trabajo social en Perú, mi hijo Ángel realizó una visita turística al Valle del Colca, en el corazón de los Andes. Hicieron una parada en un bareto junto a la carretera y allí había un muro de fotografías del pueblo cercano, Yanque (si mal no recuerda). Al primer vistazo no pudo evitar reconocer entre las fotos del muro una fotografía del Descendimiento de Peraleda. Grandemente sorprendido preguntó al dueño del bar a qué se debía que tuvieran allí una foto de Peraleda, a lo que el tal dueño respondió que no era de Peraleda o como fuera el lugar, sino que era una foto de la Semana Santa de su pueblo. Fijándose mejor comprobó que, efectivamente, aunque la imagen parecía ser la misma y los hermanos que la sujetaban bajo la cruz parecían tener un hábito negro muy similar al de Peraleda, sus rostros eran indios. El señor explicó la ceremonia y no difería mucho de la de Peraleda.

Descendimiento del Valle del Colca, Perú.

Descendimiento del Valle del Colca, Perú.

Sospechando una relación directa o indirecta entre ambos ritos del Descendimiento, Ángel viajó hasta el dicho pueblo para conocer la imagen e informarse mejor, pero resulta que el párroco que oficiaba allí misa residía en otra población cercana, Chivay. Viajó hasta allí pero el cura se encontraba de viaje en Arequipa y no pudo ni ver la imagen ni charlar con el sacerdote. Lo único que logró fue una foto que hizo de la foto del muro en la que, como vosotros mismos podéis comprobar, el parecido es asombroso. Incluso los hábitos son similares, adornados con lentejuelas negras aunque sin los coloridos bordados que incluyen los nuestros.

Sabemos que en 1794 la Hermandad encargó a Juan Gómez, artesano de Saucedilla, la construcción de un sepulcro para depositar en él la imagen (por 252 reales de vellón), el cual es el que aún se usa en la actualidad.

(vídeo del Descendimiento, año 2009, filmógrafo anónimo)

EL CRISTO AMARRADO A LA COLUMNA

Cristo amarrado a la columna, Peraleda de la MataEste Cristo es una moderna imagen de escayola, algo mayor que el natural, realizada en los talleres de Olot (Gerona) en el año 1951, siendo Hermano Mayor Leandro Miguel Fraile. En las cuentas de la Hermandad consta que “se compran las andas para el paso del Cristo Amarrado”, y no se dice nada de la imagen, lo que nos hace suponer que fuera un regalo de alguien, ¿del Hermano Mayor tal vez? Aunque su valor artístico es muy inferior al de las tallas de madera, su valor estético es muy superior, siendo una obra de enorme realismo y gran belleza que en ese sentido puede competir con lo mejor de la imaginería española.

LA ORACIÓN EN EL HUERTO

Oración en el HuertoConjunto escultórico este que también es imagen moderna de escayola. Al igual que el anterior, aunque no posea valor artístico, sus dimensiones, composición y colorido le dan una aureola de belleza, aunque sin llegar al virtuosismo del Amarrado. El ángel subido a la nube con sus grandes alas convierte al conjunto en el más grande y elaborado de nuestro repertorio. Esta imagen fue comprada en 1957, siendo hermano mayor Julio Rufo Barquero, por el precio de 6.975 pesetas, las andas costaron 675, y los portes de traer la imagen fueron 320 pts. Para hacernos una idea de lo que esos precios suponían diré que cuatro años más tarde, cuando empecé a trabajar de maestro, mi sueldo era de 1.200 pesetas al mes.

Con estas imágenes la Semana Santa de Peraleda quedó equipada con todas las imágenes básicas excepto una que aún falta por adquirir: El paso de la borriquilla para el Domingo de Ramos, pues no tiene sentido que en dicho día se procesione al Cristo cargando la cruz cuando lo que celebramos es la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

EL RETABLO

Retablo de la ermita del CristoLa ermita contaba con un retablo barroco simple con policromía dorada y verde. En la parte superior tenía un cuadro que representaba la Coronación de Espinas de Jesús, y a los lados, encima de las hornacinas laterales, sendos cuadros representaban al Sagrado Corazón de Jesús a la izquierda, y al Sagrado Corazón de María a la derecha. Por encontrarse muy deteriorado por la carcoma y haber sido destrozado durante la Guerra, en el año 2000 la Cofradía del Cristo de la Humildad decide restaurarlo. Debió parecerles la restauración demasiado costosa para un retablo que aparentemente tenía poco valor, y ciertamente no poseía demasiada belleza, así que finalmente se optó por vender el retablo a un anticuario (excepto el cuadro que representaba a Cristo siendo flagelado, que se guardó pero hoy está perdido) y encargar un retablo nuevo.

Tras la Dolorosa se ve el retablo antiguo de la ermita.

Tras la Dolorosa se ve el retablo antiguo de la ermita.

Se eligió un retablo de estilo barroco hecho, como el anterior, con hornacinas a medida de las imágenes que en él irían (Resucitado, Cristo de la Humildad, el yacente y la Dolorosa) y en su parte superior se decora con un grupo escultórico que representa el Calvario (Cristo crucificado con María y San Juan llorando a sus pies). Este retablo en madera dorada con pan de oro salió de los talleres Martínez de Horche, en Guadalajara el 25 de febrero de 2000 por 8.500.000 pesetas, pagaderas de la siguiente manera:  un tercio al comenzar la obra, otro tercio al terminarla y el último tercio seis meses después. A cambio se comprometieron a retocar también al actual Cristo de la Humildad .En este año de 2000 era  presidente de la Cofradía del Cristo de la Humildad Fidel Rufo Curiel.

cuadro retablo Cristo

Cuadro que coronaba el retablo antiguo

ERMITA DE SAN VICENTE

 Imágenes de la ermita de San VicenteLa ermita de San Vicente fue el edificio más castigado en la Guerra civil de 1936. El hecho de estar situado en un cerro y de que aquí se emplazara una batería de bombardeo hizo que impactaran en ella algunos proyectiles, por lo que quedó inutilizada.

Muchos años después de que acabara la contienda, el que esto escribe la conoció siendo niño sin puertas, sin imágenes, con sus paredes agujereadas por los cañonazos y convertida en refugio para los muchos mendigos que por entonces pululaban por los pueblos pidiendo limosna.

Un grupo de mujeres labradoras, encabezadas por Eufemia Rufo y María Martín, pidiendo de casa en casa se encargaron de reconstruir la ermita y de comprar una imagen de San Vicente pues tradicionalmente era a este santo al que acudían en los años de sequía a implorar la benéfica lluvia. Ya tenemos un artículo hablando de la historia de la ermita que puede consultar haciendo clic aquí.

Junto a esta imagen un San Agustín y un San Isidro Labrador rellenan el altar de esta ermita. El San Agustín fue donado por Agustín Camacho Alarza y el San Isidro por Vicenta Capellana. Ni que decir tiene que son imágenes de escayola de escaso valor artístico pero que sirvieron de sobra para cumplir su función de resucitar la veneración a San Vicente y reactivar su ermita, hoy de nuevo semiolvidada.

Imágenes de la ermita de San Vicente.

CAPILLA DE LA VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS

Al construir el nuevo cementerio en 1948, siendo Alcalde Lucio García y García mandó construir una pequeña capilla dedicada a la Virgen de los Desamparados. Fue el Ayuntamiento el que compró la imagen de esta Virgen, patrona de Valencia.

Inauguración del cementerio

Foto de la inauguración del cementerio de Peraleda de la Mata

La imagen representa una Virgen que en la mano derecha porta un ramo de azucenas, símbolo de pureza, y con el Niño Jesús sostenido con el brazo izquierdo. A sus pies dos ángeles en actitud de oración: uno levanta sus brazos hacia la imagen, el otro con las manos juntas.

imágenes ermita de los desamparadosUn Niño de Pasión es la otra imagen que ocupa esta pequeña capilla. Hay varias formas de representar esta advocación del Niño Jesús en donde se muestra la premonición que se cierne sobre su futuro. A veces aparece echado sobre la cruz, otras con la corona de espinas en sus manitas, no faltando la representación en que aparece pinchándose con las espinas de la corona. Aquí le vemos con una gran cruz como si fuera a ser crucificado en ella. Esta imagen la compró para el templo parroquial María Pilar Fernández Ortega, casada con Sinforiano Rubio, pero el párroco D. Julián Martín Paniagua considero que no había sitio adecuado en el templo donde colocarla por lo que alguien decidió llevarla a esta capilla.

Peraleda de la Mata a 7 de noviembre de 2001. Actualizado el 26 de marzo de 2016.

Eusebio Castaño.

6 comentarios en “Iconografía 5: de las Ermitas y Semana Santa

  1. Un desastre, la cara brilla como si fuera de porcelana o plástico, el maquillaje está absolutamente fuera de lugar, y la estética andaluza rompe con nuestra Semana Santa castellana. El siguiente paso será meter falleras en las procesiones. Deberían re-restaurarla y devolverla su aspecto original. Las imágenes antiguas deberían preservarse, no transformarse y repintarse según las modas.

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  2. Enhorabuena por los contenidos de su web, nos sumamos a la decepción por la transformación sufrida por su Dolorosa, habiendo perdido una estética que, como documentamos ampliamente en nuestro proyecto de investigación, que amablemente les invitamos a conocer, proviene del luto que las viudas de la nobleza usaban en la corte de Felipe II, y hoy se ve relagada al olvido en tantas localides, acabando con esta tradición castellana tan simbólica y centenaria. http://www.lavirgendeluto.com facebook.com/lavirgendeluto

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